Muchas personas nos llenamos la boca diciendo: «Soñar no cuesta nada», y en realidad es cierto, soñar es gratis. Sin embargo, si queremos que esos sueños se materialicen, hay que trabajar, Y MUY DURO.
Si tienes un sueño (o más de uno) y deseas verlo hecho realidad, aférrate a él, pero más que eso, conviértelo en propósito y empieza a trabajar para verlo hecho realidad. El mismo Dios nos dio un principio valioso en la parábola de los talentos, donde la enseñanza que nos queda es algo como:
Ok, bieennnnn, tienes un talento, pero ¿Qué rayos vas a hacer con ese talento?, ¿Te vas a sentar a esperar que solito crezca y por arte de magia se multiplique, o vas a tomarlo, y sin importar su tamaño, vas a GUAYAR LA YUCA y vas a explotarlo?
Por muchos años yo esperé en estado inerte, sentada en mi zona de confort a que mis sueños se vuelvan realidad, pero solo empecé a verlos cumplirse y otros acercarse, cuando decidí SACUDIRME, salirme de esa «comodidad’ y FAJARME.

Sí, soñar es maravilloso, y cuando tienes sueños debes creer en ellos sin importar todas las voces contrarias y negativas que se levanten. Pero recuerda que tu acción es vital para alcanzarlos.
En otras palabras, todo se resume en:
Decisión, determinación, disciplina, persistencia, constancia, fe, paciencia y resiliencia. En muchas ocasiones te faltará una o flaquearás de otra, pero mientras puedas levantarte y recuperarte, pues no se ha terminado la carrera.