Eso que dice quienes somos y qué marca dejamos. Eso que puede ser fuerte como un roble, que en otras ocasiones puede ser frágil como un hilo, y en muchas ocasiones es inexistente.
Creo que es necesario que los seres humanos trabajemos fuertemente en fortalecer nuestra identidad, ya que desde donde yo lo veo, mientras más fuerte es nuestra identidad, más difícil es que factores de afuera nos destruyan.
Cuando nuestra identidad es débil, somos manipulables, las demás personas pueden tener gran poder sobre nosotros. Cuando nuestra identidad es débil, cualquier palabra o expresión puede destruirnos.
Cuando nuestra identidad es débil, somos blanco fácil y dejamos que personas sin escrúpulos gobiernen nuestra vida a su antojo. Como si fuéramos títeres o monigotes. Pero aún peor que eso, es que cuando nuestra identidad es débil, le damos entrada a nuestra vida a otras personas sin identidad, que van a proyectar en nosotros todas sus deficiencias.
Cuando dejamos que personas sin identidad lleguen a nuestra vida, esa persona va a reflejar en nosotros su falta de amor propio, y nos convertimos en espejos y nos convertimos en esa persona.
Una persona sin identidad no solo es peligrosa para sí misma, es peligrosa para los demás. Ya que van por la vida traspasándole sus miedos, deficiencias, inseguridades, baja autoestima y odio por sí mismo a quienes tienen alrededor.
Las personas sin identidad te hacen sentir tan miserables contigo mismo como ellos lo son.
Te hieren y te hacen a ti sentir culpable. Y sobre dimensionan cualquier cosa insignificante que les dices porque su ego herido les lleva a hacerlo, de modo que buscan hacerte sentir igual o peor que ellos, destruyendo por completo tu autoestima.
Las personas sin identidad toman decisiones que te involucran, y cuando entienden que fue una decisión equivocada, te culpan, te hacen sentir responsable por haberlo permitido.
Las personas sin identidad son egoístas, buscan el bienestar para sí mismos a costa del dolor de los demás. No les importa destruirte en busca de ese bienestar. Y toman decisiones que te involucran, sin tomar en cuenta tus necesidades, opinión, sentimientos o pensamientos. O el cómo esa decisión puede impactar en tu vida. Sencillamente no les importa, porque su miseria humana y falta de amor propio le impide amar a los demás y obrar de forma equilibrada.