VALOR, PERSEVERANCIA, FE, ESPERANZA, RESILIENCIA… Seguir mirando al horizonte, a pesar de todo.

El oro pasa por fuego, el diamante es pulido, la uva es pisoteada, el olivo es apaleado, el barro es metido al horno, etc. etc. etc. 

Sé que es difícil, pero NO debemos dejarnos caer, y mucho menos rendirnos y dejar de ver el horizonte.

Algo que siempre he creído y vivido es que la crisis es el terreno fértil de la oportunidad, y que las grandes pruebas son el preámbulo de las grandes bendiciones. 

Enero ha sido un mes difícil, con muchas malas noticias y acontecimientos tristes y otros desagradables (incluyendo la derrota del Licey), y eso, que aún no se termina. Sin embargo, esta tarde, luego de exclamar profundamente viendo todo esto, a mi corazón llegó un inmenso sentimiento de esperanza recordándome que cuando la noche está más oscura, es cuando va a amanecer, lo cual me hizo creer y apoderarme del sentimiento y la fe de que este año que apenas empieza traerá grandes bendiciones. Y estoy convencida de que Dios no desampara a sus hijos.

Llorar es válido y hasta necesario. Los ojos se aclaran, soltamos esa presión interna, entre muchísimas otras cosas, sin embargo, NADA vamos a solucionar si nos quedamos llorando toda la vida. HAY QUE LEVANTARSE, secarse las lágrimas, armarnos de voluntad, valor y seguir adelante creyendo que aún queda horizonte que ver y alcanzar. 

Una vez más: VALOR, PERSEVERANCIA, FE, ESPERANZA, RESILIENCIA… Seguir mirando al horizonte, a pesar de todo.

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