Elegía a un Sueño Difuso

Elegía a un Sueño Difuso

Qué suerte tan maldita, cruel destino mío,
amor, ave fugaz, espejismo impío.
A veces se acerca, y me siento segura,
luego, brutal, la verdad pura:
“Estás hecha para caminar sola”.

Desde niña, soñaba con una familia ideal,
un refugio seguro, un amor sin igual.
Más lo que es un sueño, para mí es utopía,
un deseo lejano que al alba se enfría,
una esperanza en la sombra, nunca real.

Corazón rebosante, lleno de afectos,
anhelante de entregar, de encontrar su célico retiro.
Pero el ideal, cruel destino, siempre huidizo,
se aleja más, inaccesible y severo.

Al inicio, un susurro de promesas dulces me da,
creo hallar el amor, esa paz que siempre está.
Pero pronta la ilusión sus garras despliega,
y en su cruel revelación, a solas me niega
todo aquello que, por alguna razón, no merezco ganar.

Estoy exhausta de soñar, de esperar, de querer,
de anhelar un mañana que no logro tener.
Abandono los sueños, ya no quiero más,
resignada a mi suerte, en soledad he de estar,
convencida que mi destino es sola perecer.

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