Siempre he sido una eterna enamorada,
fantasiosa, llena de sueños y de ilusiones,
anhelando ese amor bonito, único, sin comparaciones.
Mas la suerte en el amor, a mí, se muestra esquiva,
y el amar, esa danza sublime, se complica.

Reconozco mis matices, mi intensidad apasionada,
esas cualidades que a veces un hombre espantan,
que obstruyen el camino hacia una conexión encantada,
un desafío a la idea de amar y ser amada.

Debo olvidar las fábulas de amor de las pantallas,
donde el héroe ama a la intensa, la complicada.
En esas tramas, sólo allí, una loca como yo halla su morada.
En la cruda realidad, amar fuerte es visto como una carga, una nada.

Pero contigo fue distinto, no sé qué sucedió,
pensé que eras quien amaría mi intensidad sin condición.
Me sentía segura de compartir cada emoción,
pero ahora, no sé por qué, evitas esta conexión.

Quizás te amé con demasiado ardor,
o mis besos, cargados de pasión,
o fue mi franca manera de expresar mi amor—
No lo sé, pero tu desgano me devolvió al suelo.

Dices que no es desinterés, que no es que no importo,
pero ¿cómo debo verlo, cuando la conexión parece un esfuerzo retorcido?
Si no te escribo, el silencio entre nosotros se vuelve infinito,
yo siempre la que busca, y tú, el eterno ausente, el nunca visto.

He llorado tanto, otra desilusión que soportar,
con el corazón en ruinas, aquí sola, llorando sin cesar.
Me pregunto qué defecto me aflige, por qué no puedo amar sin ataduras,
qué gran error cometí para ser privada de un amor sincero.

Por eso hoy proclamo que mi fe en el amor ha muerto,
declarando su fin, pues siempre que intenta acercarse,
solo deja devastación a su paso.
Destruye la confianza que con esmero reconstruí,
reaviva una depresión que con dificultad he combatido,
llenándome de una ansiedad incontenible,
para, al final, partir mi corazón una y otra vez.

Estoy agotada, ya no puedo más—
El amor no es para mí, he dejado de creer en él.

• De Amor